DE NUEVO SE PRESIONAN LOS GATIILLOS
Barcelona nunca está bona sino cuando la bomba sona
Así decía Rubén Darío en un poema famoso.
Pero ya los tiempos en que la bomba sonaba son lejanos. Están enterrados en los
fosos de Montjuic o en la fosa común, junto con los restos del Noi del Sucre.
Las semanas trágicas de Barcelona
desaparecieron con el pistolerismo. La unidad obrera, las luchas científicamente
organizadas, contribuyeron a acelerar el proceso, terminando, casi por
completo, con el pistolerismo como expresión individual, anarquizante y
romántica, de los anhelos populares. Sólo quedaban, después de Martínez Anido,
los pistoleros de la Patronal, como se dijo, los pistoleros al servicio
de la represión del movimiento obrero iniciada brutalmente durante la dictadura
de Primo de Rivera.
-En aquellos tiempos, dicen ahora en
Madrid, cada vez que el Rey anunciaba una visita a Barcelona, se pedía a
Alejandro Lerroux que intercediera ante los dirigentes obreros para que no
intentaran atentar contra la vida del monarca. Lerroux cobraba fuertes sumas
por su intervención...
Martínez Anido organizó a los pistoleros
de arriba. A Companys, abogado, le tocó defender a muchos pistoleros de
abajo. Uno de los más notables dirigentes sindicalistas, el Noi del
Sucre, murió en circunstancias en que dejaba la cárcel, después de cumplir
una breve condena. El Noi del Sucre, se dice, al ser puesto
Así limpió Martínez Anido la ciudad de Barcelona.
Así creyó limpiarla; pues, cuando se proclamó la República, el nuevo gobierno
debió limpiar a su vez a Barcelona de los otros pistoleros, elementos lumperproletarios
de los bajos fondos sociales, convertidos en señoritos por el exgobernador.
Esta época sangrienta de la ciudad condal es una
verdadera maraña de hechos que aún no se han aclarado del todo, pero hay que
reconocer que el movimiento obrero salió depurado de las guerrillas que
convulsionaron durante tanto tiempo la capital catalana.
Barcelona ofreció a mi vista dos aspectos hacia fines de
1935: por un lado, la ciudad seguía el ritmo violento de siempre, con sus
ramblas bulliciosas y sus barrios industriales; y por otro lado, la
descomposición de la sociedad, el espectáculo de la miseria y el vicio,
decretaban un contraste que no ofrecían, de manera tan viva, otras ciudades de
España.
Durante algunas noches lo recorrí, observando todos sus
rincones. Desde 1930 había cambiado mucho, efectivamente. Iba yo con un
periodista, que me señalaba a los tipos sobresalientes del barrio:
-Aquel es Mirko; va a vestirse de mujer para actuar esta
noche en el Novedades.
-Aquella es la reina del barrio chino, una señorita de la
sociedad venida a menos -¡y tan a menos!-toxicómana, mujer
extraña..
No me explicaba el porqué. Mi amigo aclaró:
-El barrio chino ha sido invadido por el "tercer
sexo". Los homosexuales, que hace algunos años recorrían estas calles sin
molestar a las mujeres, abundan ahora y se han dedicado a un doble
"comercio": hacen competencia a las mujeres desde los tablados de
variedades, donde cobran menos por actuar y atraen más curiosos; y en la calle
misma, donde acechan a los borrachos, a los marineros, a los degenerados...
Esa noche vimos actuar a varios vestidos de mujer en dos
salones de variedades. Entre ellos, el célebre Mirko, que cantó el cuplé de
moda “María de la O”, y bailó una danza gitana.
A pesar del vestido, y los rellenos y el albayalde y el rouge
y el rimmel, Mirko, envejecido, parecía un pelele bailando y
cantando entre burlas y gritos obscenos.
Al salir de uno de los bares del barrio chino presencié
una gresca entre ellos.
- Hace unos días, la plaza de la Generalitat se vio
invadida por varios centenares de prostitutas. Fue un hecho insólito, jamás
visto. Mientras todas gritaban y amenazaban frente a los balcones de la
Generalitat, una comisión se adelantó para tratar de llegar hasta el secretario
del presidente. La extraña manifestación fue disuelta enseguida por los
guardias. Se formaron entonces pequeños grupos que invadieron las Ramblas
gritando y se perdieron en las estrechas calles del barrio chino. Las de la
comisión fueron detenidas y se supo la causa de la manifestación. Iban a
protestar contra el "tercer sexo", contra los homosexuales, que se
habían adueñado del barrio chino...
Finalmente, el Gobierno, interesado, como dije, en
reprimir todo movimiento popular, protestas, huelgas, mítines, etc., en
censurar a la prensa y procesar a los periodistas, dejó en libertad de acción a
los explotadores de la infamia, dueños de garitos, prostíbulos y bares. En
plena Rambla de los Pájaros, fue apaleado un obrero por dos guardias de asalto.
Alguien me dijo:
La situación política contribuía a acentuar la atmósfera
dramática de la ciudad condal. Se hablaba en todos los rincones, en voz baja.
Pocos catalanes dejaban de censurar al Gobierno Central y a sus agentes de la Generalitat.
El recuerdo de Companys y los demás detenidos en la prisión del Puerto de Santa
María, lejos de Barcelona, en la costa andaluza, permanecía vivo en el pueblo,
simpatizante o no con la actitud de los exconsejeros y su jefe.
Y mientras Royo Villanova atacaba violentamente al
Estatuto desde Madrid, el pueblo aguardaba en Cataluña la hora de la justicia.
Más que el sentimiento separatista, un sentimiento solidario con todo el resto de
España, que atravesaba idéntica situación, crecía en el pueblo.
Y en ese camino se halla de nuevo Cataluña. La capital de
la región ha vuelto a recibir a los fugitivos. Pueblo noble y trabajador, se
abre, para el pueblo de Barcelona, como para toda España, una nueva época por
la que debe avanzar, peligrosa, pero dignamente. Los reclusos del penal del
Puerto de Santa María están ahora en el poder, abocados a los mismos problemas
que tiene delante el Gobierno Central.
La época del pistolerismo parece lejana, decía, pero los
dedos han vuelto a presionar los gatillos. Ya han caído algunos hombres,
acribillados por el plomo vengativo. ¿Retorno del pistolerismo? ¿Resabios?
Pero si aceptamos el pistolerismo como un hecho social
evidente, aunque no deseable desde todo punto de vista, debemos reconocer que
no tuvo ni tendrá allí el carácter que tuvo y tiene en Chicago o en New York.
El gánster, el racketeer son otro producto
social. Corresponden a una etapa más avanzada del capitalismo.
El gánster de Chicago soborna a jueces y policías,
mata desde la sombra a sus competidores, sean otros gánster o
sean comerciantes. Y cuando cae, cuando se ve envuelto en un proceso, lo
condenan ¡por no pagar impuestos a la renta! El pistolero de Barcelona fue
también producto social, pero de otro tipo, guiado por otros sentimientos y
otros anhelos, idearios vagos de reivindicación y de justicia. De Al Capone, comerciante
en muebles, contrabandista de alcoholes y jefe de banda, al Noi del Sucre,
obrero fugitivo de la justicia, al servicio de una causa, equivocada o no, hay
un abismo a favor del Noi del Sucre. Al Capone, pistolero de Chicago,
ingresó en una cárcel para eludir a las otras bandas. El Noi del Sucre,
pistolero de Barcelona, salió de la cárcel para morir frente a enemigos
mercenarios.
El pistolerismo desaparece en Barcelona. Si los dedos han
vuelto a presionar los gatillos, eso no indica su renacimiento; es más bien
consecuencia de dos años de represión violenta. Desaparece; y es una
comprobación feliz, porque eso significa que las clases laboriosas han
comprendido que son otros los métodos que deberán utilizar para sus conquistas
inmediatas.
Martínez Anido no podrá volver a Barcelona, porque
tampoco el Noi del Sucre dejará su tumba.
De cualquier manera, juzgándolos a uno frente al otro,
Martínez Anido era el pistolerismo organizado y legal; y el otro, el
pistolerismo como hecho social evidente que corresponde a un periodo de
violencias y confusiones.
"Barcelona nunca está bona sino cuando la bomba
sona"
Fue una ligereza poética de Rubén. La inclinación
esencial del pueblo es su vehemente deseo de trabajo, comodidad y dignidad.
Creo poder afirmar, en cuanto a la tendencia separatista
de los catalanes, que esa tendencia se ha superado.
Quiero decir que la consigna: Estado Libre de Cataluña
dentro de la Federación Ibérica alienta cada día con más fuerza en la
mayoría de los catalanes, como en la mayoría de los vascos, como en la mayoría
de los gallegos.
La cuestión de las minorías nacionales será resuelta así
sin violencias, sin sangre y sin que España pierda su integridad como nación.
En el barrio gótico, el palacio de la Generalitat alza
sus piedras ilustres, que guardan los tesoros del arte y las reliquias de la
historia.
-Ya volverán los nuestros y se irán los intrusos,
me dijeron cuando visité el Patio de los Naranjos. Los hombres elegidos por el
pueblo volvieron y se fueron ya los intrusos.
Las sardanas del júbilo anunciaron la vuelta al ritmo
conocido, pero bajo un nuevo signo: el signo del Frente Popular.
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